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Te fuiste

Te desvaneciste el noviembre pasado cuando los aires de esperanza volvían a nuestras almas. Ya estábamos distanciados, aún así lloré por tu salud, me rompiste el corazón al enfermarte. Te quise de única manera y tu amor me hizo fuerte. No pudimos amarnos como queríamos, pues estaba prohibido. Nos mirábamos y nos derretíamos tan encendidos, tan lujuriosos. Tu amor me rejuveneció, sentía que mi piel era de oro. Brillaba sólo ante tu mirada.  Mi amor, te desvaneciste fugazmente, sin que viviéramos todo lo que soñamos. Te apagaste sin aviso, sin un adiós, sin que pueda acariciar tu tersa piel, sin que pueda besar tus labios de almendra.  Te extraño todos los días, mi teclado te escribe en este espacio porque sé que desde el cielo me lees.

Mr Vict, no nos toquemos

No nos toquemos Si no podemos acariciarnos, si es tan difícil estar juntos, no nos toquemos.  El contacto, piel con piel, lo hace imposible. Hasta las letras escritas en un mensaje duelen si no podemos tocarnos.  No elegí sentir esto que me pasa, no escogí romperme al desearte, pero no puedo tocarte. Y se enciende mi alma a cada hora y quiero mirarte con los ojos de otras mujeres y quiero no desearte tanto y son tantas las palabras que se escabullen entre mis labios, las que cayo cuando te mensajeo.  No me toques ni con la mirada, no me hables ni en sueños, duele que no me toques; duele que tanto me quieras.  Quisiera arrancarte de mi boca, sentir simpleza al verte. Desearía no quererte cuanto te quiero.

Y no te mueras

 Y no te mueras. No me dejes con estos besos fuego que están desbordándome los labios. Todo indica que no te veré más.  Que no me tocaran tus manos aguerridas del oficio, no me recorrerán las mejillas tus caricias, tu barba de dos días no me tocaran más  Ya se desvaneció lo que sentíamos, todo ese fuego escandaloso y prohibido que quedó en la baldosa del pasaje de la mentira.  Lo nuestro fue real. Se sintió el alma estallar y nos contuvimos los orgasmos porque no era lo correcto.   Y no te mueras, te lo ruego.  Te dejo libre, prometo no mirarte más, no sentarme a esperar que levantes la persiana para saludarte cuán ingenua criatura embelezada. Y no te mueras, ya murió todo lo otro. La seducción con las ansiedades. No mueras vos también.  Aún contento mis ganas, siempre serás lo prohibido, lo ajeno. Mi lengua quedó sedienta de los besos de verano bajo los árboles, mi piel hierve al nombrarte. Y sin embargo, ya todo es olvido.  Y no te mueras, que moriría contigo mi alma. Despedazada, en